“LO QUE SIEMBRAS, RECOGES”!!!

1 Jul

Lecture By Neville Goddard!!! 🙂

LO QUE SIEMBRAS, RECOGES

En el octavo capítulo del Libro del Génesis se le hace una promesa al Ser Humano, que “Mientras la tierra permanezca, la siembra y la cosecha, el frío y el calor, el verano y el invierno, el día y la noche, no cesarán”.

 

Entonces el Ser Humano fue colocado en un jardín que era completo en cada detalle. El Ser Humano no fue llamado para plantar nuevos árboles, o hacer crecer nuevas plantas, sino para mantener en buen estado su jardín y guardarlo.

 

El Libro de Juan nos dice, “Yo los he enviado a segar lo que ustedes no labraron”. ¿Por qué? Porque la creación está terminada. Todo drama concebible humano, toda trama, todo plan en el sueño de la vida, ya está elaborado. Son meras posibilidades cuando tú los contemplas, pero muy poderosamente reales cuando entras en ellos.

 

La conciencia es tu jardín en el que tu imaginación puede ponerte en contacto con el estado del que tú deseas ser consciente. Lo único que se te pide hacer es entrar en lo que ya está terminado, y ver tu mundo desde su consciencia.

 

Haz ésto y has sembrado la semilla de su cumplimiento y cosecharás sus frutos en la forma de eventos y circunstancias en tu vida.

 

Desafortunadamente, la memoria del Ser Humano es tan corta que se olvida de su siembra, pero todos los finales son fieles a sus orígenes. Si el Ser Humano imagina la desgracia, la experimentará. Te puedes preguntar por qué ciertas cosas te pasan a ti, y negar que tú las pusiste en movimiento, pero tu Dios nunca olvida, y siempre te permite recoger lo que tú, y solo tú, has sembrado.

 

Tú y yo somos seleccionadores. No somos creadores. El vasto mundo entero de la creación está terminado, como se nos dice en el Libro de Eclesiastés: “Yo soy el principio y el fin. No hay nada que venga que no haya sido ya.”

 

Considera la creación como terminada y tú y yo como seleccionadores de lo que es (de lo que ya existe). Es nuestro privilegio seleccionar un aspecto de la realidad, responder a este aspecto de la realidad y traerlo a la existencia. Sin embargo, cuando no sabemos ésto, vamos por la vida reflejando sus circunstancias en vez de usar nuestro poder para cambiarlas.

 

Ahora bien, si todo está terminado, ¿por qué se hace la promesa de que habrá una siembra y una cosecha mientras la tierra permanezca? Las actitudes son las semillas de la vida. En el momento en que tú reaccionas a un objeto, una persona o una noticia, una respuesta emocional es sentida y tu actitud es formada.

 

Aunque puede que no recuerdes el momento en que reaccionaste, la naturaleza nunca olvida. Tu reacción aparecerá en la forma de circunstancias en tu vida, ya que su aparición está causada por una continuidad oculta.

 

Tú y yo podemos cosechar cualquier cosa que deseemos, pero primero tenemos que plantar la semilla. Cada cosecha ha de ser precedida por un momento de reacción o una actitud.

 

¿Cuántas veces te has arrepentido de tu actitud y deseado poder cambiarla? Sabes que cuando tus circunstancias cambian, tu actitud cambia automáticamente. Éso es un reflejo de la vida. Pero tú puedes, consciente y deliberadamente, cambiar tu actitud y, al hacerlo, cambiar tu mundo. Si lo haces, estarás controlando tu suerte.

 

El noventa y nueve por ciento de la gente espera a que ocurra un cambio en el exterior para poder reflejarlo, pero éso no es un logro. Si despertáramos, nos volveríamos seleccionadores de la belleza del jardín que Dios nos ha dado. Escogeríamos un aspecto que deseáramos expresar y deliberadamente cambiaríamos nuestra actitud hacia la vida misma.

 

Puede que no veas una cosecha inmediata. Tal vez tu sueño necesitará un intervalo de tiempo más largo entre su plantación y su cosecha, pero sabe que todas las cosas son consecuentes.

 

“¡Ved aquellos campos!

El sésamo fue sésamo,

El maíz fue maíz.

El silencio y la oscuridad lo sabían,

Así nace la suerte del hombre.”

 

Si en tu momento de respuesta plantaste maíz, maíz debe aparecer en el tiempo de la cosecha.

 

Selecciona la naturaleza de las cosas que quieras experimentar, sabiendo que la ley siempre se mantiene cierta, que sin importar cuándo la emplees, ya sea consciente o inconscientemente, vas a obtener resultados en armonía con la plantación.

 

Tu Padre celestial te dio un jardín, completo y en plena floración. Luego te dio el mayor regalo de todos, plena libertad para elegir la naturaleza del fruto que cosecharás. Sin embargo, no puedes solo irrumpir en el jardín y empezar a escoger fruta. Debe haber una siembra antes de cada cosecha. El deseo plantado, contiene todos los planes y energía necesarios para desarrollarse como un hecho objetivo para que tú lo coseches al volverte consciente de tu deseo como una realidad externa.

 

¿Puedes imaginar un Dios infinito que no sea infinito en todos los sentidos? Si fueras incapaz de asumir un estado desagradable, no podrías ser hijo de tu Padre, porque Él es infinito y tú y tu Padre son uno. Un Dios infinito te dio todo, incluyendo tu libertad de elección, con la esperanza de que llegues a ser selectivo y plantes todo lo que es bello en tu jardín.

 

Un piano contiene ochenta y ocho notas en su teclado. Si extrajeras toda disonancia que se pudiera tocar de esas notas, ya no tendrías un teclado. Pero si aprendieras el arte de tocar el piano, podrías sacar bella armonía de esas mismas ochenta y ocho notas.

 

Todos los pensamientos resultan en lo esperado. Lo que siembras, recoges. No te sorprendas por su repentina aparición. Es solo repentina porque tu memoria es realmente muy corta, y has olvidado la plantación. George Meredith escribió un pequeño poema encantador con respecto a esta idea:

 

“Olvidadiza es la verde tierra,

Los dioses solo recuerdan.

Eternamente golpean despiadadamente,

Y siempre igual por igual,

Por su gran memoria

Los dioses son conocidos.”

 

Si solo pudieras recordar esos momentos de siembra, nunca te sorprenderías cuando su cosecha apareciera. Cada vez que respondes emocionalmente a algo que contemplas, oyes u observas, su semilla cae en tu fértil mente. No tendrás que trabajar para llevar el pensamiento a cosechar, sino que lo encontrarás como algo ya completamente crecido. Habiendo seleccionado tus semillas por tu actitud y tu reacción, cosecharás aquello a lo que no has añadido ningún trabajo.

 

Ahora, ¿eres responsable de las otras personas en tu mundo? Sin duda lo eres. No pienses que solo porque tu Padre te dio tu imaginación, puedes usarla mal y no dañará a otro. Lo hará, por la sencilla razón de que la conciencia está enraizada en ti, y tú estás enraizado en cada persona, como todos nosotros estamos enraizados en Dios. No hay ser despegado individual separado en el reino del Padre. Somos todos una gran Imaginación, cada uno completamente responsable de su buen o mal uso.

 

Te digo, no hay ficción. El mundo de mañana es la ficción de hoy, lo mismo que el mundo de hoy es la ficción de antaño.

 

No hay nada irreal porque Dios, que es infinito, ha terminado la creación. Tú no puedes concebir nada que tu Padre no haya creado ya y resuelto cada detalle de su cumplimiento en todas sus ramificaciones. Tú y yo solo estamos tomando conciencia de porciones crecientes de lo que ya es. No estamos creando cosa alguna, sino descubriéndola.

 

Deja de reflejar la vida a tu alrededor y empieza a seleccionar los pensamientos que eliges plantar en tu maravillosa mente e imaginación. Escoge ese aspecto de la realidad al que quieras responder, sea éxito, salud, la dignidad o nobleza. Hazlo algo maravilloso donde tú contribuyas al bien de la sociedad, la comunidad y el mundo.

 

Siente la emoción de atestiguar estas cosas desde dentro y habrás plantado tu semilla.

 

Vuélvete a un amigo, y en el ojo de tu mente felicítale por su buena fortuna. Siente la emoción de tal contacto. En ese momento de respuesta (o reacción emocional) descubrirás que tu actitud ha cambiado con respecto a él, y tu semilla se ha plantado. Esa semilla pasará por su normal y natural travesía oculta y aparecerá como una realidad.

 

Entonces conocerás el poder latente dentro de ti y dejarás de reflejar la vida convirtiéndote en un sabio seleccionador de estados, dándole expresión a todo lo que es bello en este mundo.

 

Cada momento es tu tiempo de siembra y de cosecha. No esperes a que las circunstancias cambien; cambia primero tu actitud.

 

Decídete a ser más selectivo, más cauteloso en tu elección de las ideas que entretienes. Elige un pensamiento que bendecirá a un individuo.

 

Produce dentro de ti la respuesta emocional del cumplimiento del pensamiento, y sabe en ese momento de respuesta, que Dios está enraizado en ti. El pensamiento fue plantado en relación con Dios y es Dios quien lo cosechará. Todo lo que tienes que hacer es plantar y dejar que la cosecha cuide de sí misma.”

 

Este Sabio Texto Es de Neville Goddard

Excelentemente Traducido por Manu LDA

http://www.fileden.com/files/2012/4/20/3294773/LO%20QUE%20SIEMBRAS%2C%20RECOGES.pdf

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